Uso de la terapia con células madre en niños con trastorno del espectro autista

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Uso de la terapia con células madre en niños con trastorno del espectro autista

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Un protocolo de investigación del Servicio de Hematología del Hospital Universitario en el que las células madre se tratan con niños con espectro autista podría cambiar el curso de su trastorno.

“La lucha de los padres y el paciente es genial, todos podemos poner nuestro granito de arena”, dice la hematóloga Consuelo Mancias, en conmemoración del Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo de la actualidad.

El estudio, que comenzó en 2011, se basó en la investigación realizada allí mismo con niños con parálisis cerebral, que en su primera fase obtuvo resultados alentadores ya que los niños mostraron mejoras motrices y cognitivas.

Los investigadores extraen las células madre de la médula ósea del paciente, las tratan en el laboratorio y las inyectan en la médula espinal para llegar al cerebro.

Nancy Martínez, madre de Patricio Sotelo, identificado con un trastorno del espectro autista, se acercó al Servicio de Hematología para preguntar sobre el tratamiento.

Su caso abrió las puertas para comenzar este estudio en el que han participado siete niños de México y otros países, entre 5 y 15 años. El protocolo se explica en el sitio clinicaltrials.gov de los institutos de salud estadounidenses.

Pato, ahora de 11 años, recibió inyecciones de células madre dos veces, en 2011 y 2013.

Después del primer tratamiento, para decir solo una palabra, comenzó a formar oraciones de hasta cuatro palabras que comenzaron a mostrar si estaba feliz o enojado y aumentaba su concentración. Con el segundo, el niño socializa más, baila, recuerda nombres, hace mejores descripciones de lo que tenía o adónde fue y expresa sus deseos.

Alejandro Sotelo, el padre de Pato, aclara que ellos saben que esto no es una cura y que hay comportamientos en el espectro del autismo que no han cambiado.

“Los comportamientos repetitivos de ecolalia, de estrés, continúan, pero la parte de concentración, de comunicación, ha mejorado”.

Mancías explica que antes de comenzar el tratamiento, un mes después de haberlo comenzado, y luego cada seis meses, evalúa que ambos pacientes mejoran con escalas especializadas.

“Creemos que parte de estas células madre realiza varias actividades: cómo impulsar el cerebro para producir más neuronas que pueden ayudar al cerebro”, explica.

“Producir células gliales, sin las cuales el cerebro no funciona adecuadamente, produce sustancias neurosecretoras, como dopamina, noradrenalina, serotonina, que faltan en pacientes con este tipo de enfermedad y sustancias llamadas citosinas”.

TESTIMONIO

‘Ha sido el motor para ayudar’ – Susana Valle

Pepe, mi hijo, a punto de cumplir 27 años, es un testimonio esperanzador de la atención que ha recibido desde que era un niño cuando nos dieron el diagnóstico no muy alentador del espectro del autismo.

Hablamos con él y él no se dio la vuelta, se tapó los oídos cuando escuchó ruidos fuertes, hizo berrinches; No tuve contacto visual y tuve comportamientos repetitivos, como girar la rueda de la carriola al revés durante mucho tiempo.

Todos estos años me dediqué a darle terapia de comunicación y lenguaje. Me sentaba con él para que al menos volteara a verme y, poco a poco, recibiera un minuto de atención.

Pepe ha estado en terapias de tratamiento y en escuelas en las que ha recorrido un largo camino. Ahora asiste al Centro Ocupacional Dones, donde trabaja en pintura, artesanías y talleres de cocina.

Él ha sido el motor que me impulsa a ayudar a más y más familias; primero, ser fundador de Arena con otras mamás; Miembro de la junta de autismo, A.B.P., y director de Dones.

Aumento de casos

– En 2008, 1 de cada 88 niños tenía un trastorno del espectro autista (TEA), mientras que en 2010 se estima que es 1 en 68 niños.

– No está claro si el aumento se debe a una definición más amplia de ASD y los mejores esfuerzos en su diagnóstico. Sin embargo, no se descarta un verdadero aumento en el número de personas con este trastorno.

– Edna Rhodes, directora de Aprendde Instituto, cree que esta situación es una crisis de salud pública a la que se debe prestar más atención en México.

Lea el artículo original en español de
https://www.elnorte.com/aplicaciones/articulo/default.aspx?id=192294